Tendencias
FOTOS INÉDITAS: La desconocida vida de Víctor Jara en el teatro
Fotos: Cancioneros.com
Era realmente impensado que un hombre como Víctor Jara (1932-1973), de origen campesino, hijo de un inquilino y una cantora popular, llegaría a convertirse en uno de los principales referentes de la música chilena y en un testimonio vivo de la creación artística popular. Su historia de vida ha traspasado las fronteras y ha sido homenajeado en todo el mundo.
Por lo que muy poco o nada se destaca de su importantísima faceta como teatrista: estudiante, actor, profesor de la gloriosa Escuela de Teatro de la Universidad de Chile y, luego, como exitoso director teatral del Teatro Nacional Chileno; ambas instituciones herederas de la enorme tradición teatral del mítico Teatro Experimental (que luego fue reemplazado por el Instituto de Teatro de la Universidad de Chile y que funcionaba en el Sala Antonio Varas) fundado en 1942 por una excelsa e inigualable troupé de teatristas en donde desatacan las figuras de Pedro de la Barra, Agustín Siré, Pedro Orthus y un largo etc.
Su primera opción académica fue el teatro. Estudió, entre 1959 y 1961, actuación y dirección en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile.
Víctor Jara fue el responsable de los tres éxitos más rotundos de la historia de la escena chilena: Animas de día claro (1962), Los invasores (1962) y La remolienda, obras del su amigo Alejandro Sieveking, otra de las glorias teatrales de ese tiempo –aun vigente- junto a su esposa la actriz Bélgica Castro; y de otros siete montajes que dirigió en un total de catorce años de vida profesional. Asimismo, cabría destacar -también- los vanguardistas montajes de Marat Sade (1966), dirigido por Willian Oliver en donde Víctor fue asistente de dirección, y Vietrock en 1968.
Con algunos de estos montajes, de hecho, recorrió importantes escenarios internacionales y le llevaron a estar becado por el Britisch Council estudiando drama en Londres.
Ahora bien, su carrera como director comenzó en 1959 cuando ganó el concurso para estudiantes de teatro con la obra Parecido a la felicidad -que Sieveking escribió especialmente para el evento- y, luego, fue llamado por casualidad a cubrir una baja en el Teatro Nacional; obteniendo, con ello, un éxito inusitado para una época que la escena era dominada por completo por los grandes directores del teatro chileno, Pedro de Barra o Agustín Siré.
Asimismo, como intérprete se especializó en pantomima y, de hecho, llegó a formar parte de la destacada compañía de Mimos de Enrique Noisvander, en donde también estuvo Alejandro Jodorowsky, entre otras importantes figuras.
El actor y dramaturgo, Alejandro Sieveking, que su fue partner creativo, señaló respecto de la preponderancia de Jara como cantautor sobre el Jara teatrista, que es “porque su registro es lo único concreto que queda. Su aporte teatral solo lo puedo testimoniar yo, mi mujer (Bélgica Castro) y un par de personas más”.
Durante toda la década de 1960 se consolidó como uno de los mejores directores de la escena chilena, obteniendo numerosos premios y reconocimientos del público y la crítica especializada. Víctor Jara fue, así, uno de los directores teatrales más importantes de su tiempo.